"La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la libren de todo mal, opresión y violencia y la disfruten plenamente." León Trotsky

jueves, 27 de septiembre de 2012

LA BOLCHEVIQUE ENAMORADA. Alexandra Kollotai



CAPITULO I

Vassilissa era una muchacha obrera, de veintiocho años. Trabajaba en una fábrica de géneros de punto.
Era delgada, anémica; un hijo típico de la ciudad. El pelo, cortado al rape después del tifus, le crecía en
rizos. Lisa de pecho; vestía blusa y falda, y un cinturón de cuero. No era bonita. Sus ojos sí eran
hermosos; castaños, cariñosos, observadores. Ojos pensativos, de los que no pueden pasar por alto
ninguna pena.
Era comunista. Al comienzo de la guerra se había hecho bolchevique. Desde el principio odió la guerra.
En la fábrica se había recaudado dinero para el frente; la gente estaba dispuesta a trabajar horas
extraordinarias para contribuir a la victoria de Rusia. Pero Vassilissa protestaba. La guerra era un desastre
sangriento. ¿Qué había de bueno en la guerra? La guerra ocasionaba desgracias al pueblo.  ¡Se siente
uno tan triste al ver a los soldados, a los pobres muchachos conducidos al matadero como ovejas!
Cuando Vassilissa se encontraba en la calle un destacamento que marchaba hacia el frente, tenía que
volverse para no verlo. Iban a reunirse con la muerte, pero cantaban a voz en grito. Cantaban alegremente
como si desfilasen en alguna fiesta. ¿Quién les obligaba a ello? Debían negarse: "No queremos
matar a otros hombres". Entonces se terminarían las guerras.
Vassilissa sabía leer y escribir bien. Su padre, que era cajista, le había enseñado. Leía a Tolstoi y le
gustaban sus obras. En la fábrica era la única que estaba por "la paz".
Podía haber sido despedida, pero todas las manos eran necesarias, y aunque el encargado la miraba con
recelo, no prescindía de ella porque no le convenía. Pronto fue conocida Vassilissa en todo el barrio
como persona que estaba contra la guerra y como partidaria de Tolstoi. Las mujeres dejaron de
hablarle: no quería tener  nada que ver con su país. No amaba a Rusia. Era cosa perdida.
El organizador local, un bolchevique, oyó hablar de ella. Conoció a Vassilissa y le habló. En seguida
expresó su opinión: "Una muchacha de carácter. Sabe dónde está. El partido debe utilizarla".
Fue admitida en la organización, pero Vassilissa no se hizo en seguida bolchevique. Discutió con los

miembros del partido. Les hizo varias preguntas, y se marchó indignada. Después de larga deliberación
volvió por su propio impulso, diciendo: "Quiero trabajar con vosotros".
Durante la Revolución ayudó en el trabajo de organización y llegó a ser miembro del Consejo
Obrero. Simpatizaba con los bolcheviques y admiraba a Lenin porque se oponía a la guerra de una
manera muy resuelta. Cuando discutía con los mencheviques y con los socialrevolucionarios
hablaba con sagacidad, con calor, impetuosamente; nunca se quedaba atrás por falta de palabras. Las
restantes obreras eran tímidas, pero Vassilissa hablaba sin titubeos siempre que era necesario
hacerlo, y todo lo que decía resultaba claro y concreto. Se ganó el respeto de todos sus camaradas.
Durante el Gobierno Kerensky fue candidato a la Duma Municipal. Las chicas de la fábrica de géneros
de punto estaban orgullosas de ella. Ahora cada una de sus palabras era ley. Vassilissa sabía cómo
dirigirse a las mujeres, hablándoles amistosamente o amonestándolas, según los casos. Conocía las cuitas
de todas porque estaba en la fábrica desde niña y porque defendía sus intereses. Algunas veces sus
compañeras le decían: "¿No puedes olvidar a tus mujeres? No tenemos tiempo para ocuparnos de
ellas; hay cosas más urgentes que hacer".
Vassilissa se enfadaba; discutía con los compañeros y se peleaba con el secretario del
distrito. "¿Por qué han de ser los problemas de las mujeres menos importantes? Esta idea es un hábito
en vosotros. Por eso están las mujeres tan atrasadas. Pero no triunfaréis en la Revolución sin las mujeres.
La mujer lo es todo. El hombre hace lo que ella piensa o le insinúa. Si conseguís conquistar para
nuestra causa a las mujeres, habremos andado la mitad del camino".
En 1918, Vassilissa era una activa militante. Sabía lo que quería, y, por lo tanto, no transigía. Muchos
habían perdido el entusiasmo; poco a poco se quedaron rezagados, hasta que terminaron por
quedarse en casa. Pero Vassilissa continuaba igual; siempre luchando, siempre organizando algo,
siempre insistiendo sobre un punto determinado (....) ver completo, link abajo.

http://www.icesecurity.org/feministas/Alejandra-Kollontai-La-Bolchevique-Enamorada.pdf

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